El conjunto de la configuración de aspectos compone un dibujo, el cual, a través de su dirección, coherencia, color, etc., muestra la dinámica de la actividad subconsciente. Puede considerarse que la estructura de aspectos, por un lado, posee información vital para comprender la motivación básica del individuo y, por el otro, canaliza la energía interna del individuo para enfocar el potencial de desarrollo y conseguir así la realización de su cometido en las diferentes áreas de la vida (casas).

Los planetas simbolizan el potencial de las fuerzas de la vida que representan al ego (Yo), y son los “instrumentos” con los que el hombre entra en contacto con el mundo exterior, estableciendo intercambios vitales y funcionales con el mismo. La estructura de aspectos está escondida debajo de la superficie de la conciencia humana, y el individuo no puede percibirla a simple vista, es decir que normalmente no es consciente de ella. Las influencias planetarias, sin embargo, están más cercanas y sus efectos pueden establecerse más claramente.

Los signos nos indican las características genéticas y heredadas de la familia inmediata, así como de las generaciones anteriores. Un planeta situado en un signo del Zodíaco es modificado en cierta forma por la cualidad de este signo. Como decíamos, los signos crean la “atmósfera” donde el planeta se expresa y, por lo tanto, el resultado final percibido por el entorno cambia. Otra analogía que puede ayudar a entender en parte este proceso es la de imaginarse a los planetas como actores y actrices que actuaran en una función, y a los signos, como las ropas con las que cada actor y actriz tiene que vestirse para desempeñar el papel que le ha sido adjudicado.